miércoles, 18 de abril de 2012

Superbia.

Mutante, te hallas acelerado, y ello no lleva a posicionarte en buen lugar. Respira, piensa, tómate tu tiempo. Pero no quieres perder un segundo, quieres volar, batir tus alas, lanzarte al vacío desde un acantilado enorme. Así te sientes enorme, te sientes grande, poderoso.

Hoy Ella te ha visitado, y conversais;
Ella - ¿A dónde vas solo? Has perdido a tu padre, pero me tienes a mí, y tienes a tus amigos.
Mutante - Déjame salir, he de saltar y volar. He de averiguar lo que le ha sucedido a mi padre. He de encontrar respuestas, he de conocer mi origen.
Ella - Sí, debes conocer, pero no mediante un salto mortal al vacío. Poco a poco, con mi ayuda, con la de nuestros amigos.
Mutante - Me niego a andar pausado, y a depender de vosotros, que aunque bien intencionados, ahora me obstaculizais.
Ella - Espera...
Mutante - Vencí a Alter Ego, iluminé a mis compañeros en la primera batalla, puedo hacerlo solo.

Aunque la habitación permanece igual, al mutante le parece que se oscurece, se enfría, se acalla, y siente una presencia inquietante. Dentro de esta oscuridad el mutante sonríe. Ahora su sonrisa ha dejado de ser bella, casi se asemeja a la sonrisa macabra de Alter Ego.

Superbia.


lunes, 16 de abril de 2012

Ahora caminas solo. Preguntas.

Mutante, ahora abrazas a tu padre pero te sientes más solo que nunca. Lo sientes ahí, pero también sientes que se aleja, que te ha dado alas para volar pero que ni tan siquiera te atreves a batirlas por ti solo. Y preguntas, dudas mil quedan en tu cabeza, sin respuesta. Tus orígenes, tu destino, ahora esa incógnita que siempre quedaba en el aire, sientes que se esfuma. Si sólo tu padre te podía dar respuestas, si él te había creado, ahora no sabes cuales eran sus planes para tí. Ahora tendrás que partir solo, y con una mochila cargada de preguntas.
Ahora caminas solo, pero no te sientas vacío; recuerda a tus amigos, ellos viajarán contigo, recuerda lo que hasta ahora has aprendido, recuerda tus batallas, y recuerda que un día venciste a tus miedos y a tu dolor, nunca olvides que tu amada camina junto a tí.
Entiendo que todo ésto ahora no te valga, pues tu única obsesión es la pérdida de tu padre, de tu creador, y junto a él se han perdido tus orígenes, ese es tu sentimiento.
Pero todo sentimiento puede andar errado. 
Espera unos días, te los puedes permitir.

miércoles, 11 de abril de 2012

Vuelta a casa. Bienvenido mutante.

Acabada la primera gloriosa batalla, el mutante toma el tren de vuelta a casa. El viaje de regreso es agotador, pero los estados de ánimo de los chicos están calmados. El regreso a casa, y con una victoria en la maleta, es realmente emocionante.
Al llegar a la estación los chicos se despiden, y el momento hace que algunas lagrimas florezcan.
El mutante entra a su casa, y ve la luz de una habitación encendida, pero el silencio es pavoroso. El chico pasa de la alegría a un estado de intranquilidad, y corre adentro.
Su padre, tirado en el suelo, junto a un mantel con la cena arrancado de la mesa.
El mutante su echa sobre su padre

 - ¡Padre!

martes, 10 de abril de 2012

                                                 Invictus, de William Ernest Henley.

                                                      Out of the night that covers me,
                                                      Black as the pit from pole to pole,
                                                      I thank whatever gods may be
                                                      For my unconquerable soul.
                                                      In the fell clutch of circumstance
                                                      I have not winced nor cried aloud.
                                                      Under the bludgeonings of chance
                                                      My head is bloody, but unbowed.
                                                      Beyond this place of wrath and tears
                                                      Looms but the Horror of the shade,
                                                      And yet the menace of the years
                                                      Finds and shall find me unafraid.
                                                      It matters not how strait the gate,
                                                      How charged with punishments the scroll,
                                                      I am the master of my fate:
                                                      I am the captain of my soul.